¿Alguien por favor puede pensar en los niños?

Este artículo fue originalmente publicado en el suplemento de economía de la diaria.

La importancia del Desarrollo Infantil Temprano y, sobre todo, de invertir en él.

El debate público de la semana pasada estuvo centrado en la discusión de los números de pobreza de 2020 estimados por el Instituto Nacional de Estadística y el Diagnóstico del Sistema Previsional Uruguayo de cara a una nueva reforma del sistema. ¿Lo curioso? Nuevamente, los menores de seis años siguen fuera de la agenda. Los mismos que tendrán que asumir mayormente los costos de los problemas del sistema previsional son quienes se han encontrado sistemáticamente debajo de la línea de pobreza. Sobre todo, en un país como Uruguay que se ha caracterizado por destinar una alta fracción de su gasto público a pasividades, pero bajos recursos a la educación y, sobre todo, a las niñas y niños.

La poetisa y pedagoga chilena Gabriela Mistral dijo, “Muchas cosas pueden esperar, el niño no. Ahora mismo se forman, se crea su sangre, sus sentidos se desarrollan. A ellos no se les puede decir mañana. Su nombre es hoy”. La investigación neurológica muestra que los primeros años juegan un papel clave en el desarrollo del cerebro de los niños. Los bebés comienzan a aprender sobre el mundo que los rodea desde una edad muy temprana, incluso durante el período prenatal, perinatal (inmediatamente antes y después del nacimiento) y postnatal. Las primeras experiencias de los niños, los vínculos que forman con sus cuidadores y sus primeras experiencias de aprendizaje, afectan profundamente su futuro desarrollo físico, cognitivo, emocional y social. Potenciar los primeros años de vida de los niños es la mejor inversión que podemos hacer como sociedad para asegurar su éxito futuro.

Un poco de historia sobre la concepción de la niñez

El estatus del niño como una fase distinta de la existencia humana, no como pequeñas personas, es relativamente nuevo y surgió alrededor del siglo XVII, al mismo tiempo que las reducciones de la mortalidad infantil, los cambios en el sistema educativo y la aparición de una unidad familiar separada. Durante la mayor parte de la historia humana era común que una proporción significativa de los niños no sobrevivieron hasta la edad adulta, 7 de cada 10 niños no vivían después de los 3 años en la edad media. Esta alta tasa de mortalidad era una de las razones por las cuales se trataba a los niños con indiferencia emocional.

Cuando los índices de supervivencia aumentaron, los padres empezaron a tratar a los niños con más interés y afecto. Sin embargo, la idea de los niños como un objetivo clave de la política ya se había regado firmemente, haciendo camino para la intensa atención que mereció el bienestar infantil en el siglo XX. Durante ese siglo, una clara visión surgió en torno a que el bienestar infantil no era solamente una responsabilidad familiar. Cada vez más, los niños eran vistos como una responsabilidad del Estado, que intervenía en su educación, en su salud y en su crianza para mejorar el bienestar nacional a través del desarrollo de sus futuros ciudadanos. En Uruguay este quiebre de la concepción de niñez se ve claramente reflejado en la transición de la cultura “bárbara” (1800-1860) a la del disciplinamiento (1860-1920), como lo plasmó José Pedro Barrán en la “Historia de la sensibilidad del Uruguay”[1]

¿Qué es el desarrollo infantil temprano y por qué es tan importante invertir en él?

El hecho de que la política pública haya reconocido la importancia del bienestar infantil es de vital importancia. La ciencia nos dice que las experiencias que vivimos en nuestros primeros años realmente afectan la arquitectura física del cerebro en desarrollo. Esto significa que el cerebro no solo nace, sino que también se construye en el tiempo a partir de nuestras experiencias. Así como una casa necesita cimientos sólidos para sostener las paredes y el techo, un cerebro requiere de una buena base que dé soporte a todo su desarrollo futuro. La construcción de cimientos sólidos en los primeros años es la base para un adecuado funcionamiento mental y una mejor salud general de por vida (nuestras capacidades de aprendizaje, nuestros comportamientos y nuestra salud física y mental). El desarrollo saludable de los niños en los primeros años de vida sienta literalmente los pilares para casi todos los problemas sociales desafiantes que enfrentan las sociedades.

El cerebro se construye básicamente de forma ascendente. Primero, el cerebro construye circuitos básicos que son responsables de los conocimientos básicos y luego, se construyen circuitos más complejos encima de esos circuitos básicos según vamos desarrollando destrezas más complejas. El cerebro está biológicamente preparado para ser configurado por la experiencia, está esperando las experiencias que un niño pequeño tiene para influir literalmente en la formación de su sistema de circuitos.

¿Cómo es que un niño en desarrollo construye y mantiene una base cerebral sólida? Una forma de hacerlo es a través de lo que los expertos llaman “interacciones recíprocas de enviar y devolver”. Imaginen un partido de ping pong entre un cuidador y un niño en donde en vez de devolver la pelota hacia un lado y otro de la red se producen diversas formas de comunicación entre una acción y la siguiente desde el contacto visual hasta el táctil, desde cantar hasta jugar a la escondida. Estas interacciones repetidas a través de los años del desarrollo de un niño o niña son los ladrillos con los cuales se construye una base saludable para el desarrollo futuro.

Otra experiencia que moldea el desarrollo cerebral en la niñez es el estrés. Hay buenos tipos de estrés, como conocer gente nueva o estudiar, que son saludables para el desarrollo porque preparan a los niños para enfrentar desafíos futuros. Otro tipo de estrés, llamado estrés tóxico, es perjudicial para el desarrollo cerebral. Si un niño está expuesto a situaciones como el abuso y la negligencia, está en riesgo de experimentar problemas de salud, de desarrollo, incluso de adicciones a largo plazo.

Es posible corregir posteriormente algunos de los daños que ocasiona el estrés tóxico, pero es más fácil, más efectivo y menos costoso construir temprano una arquitectura cerebral robusta. Una de las cosas que propicia una arquitectura cerebral robusta es el desarrollo de habilidades emocionales y sociales o el conjunto de habilidades que los científicos llaman “funciones ejecutivas y de autorregulación”.

Estas habilidades se pueden visualizar como el control de tráfico aéreo en el espacio mental del niño. Piensen en el cerebro de una niña como si fuera una torre de control en un aeropuerto con mucho tráfico, todos los aviones que aterrizan y despegan y todos los sistemas de apoyo en tierra exigen simultáneamente la atención del controlador para evitar un accidente. Lo mismo le sucede a la niña pequeña que aprende a prestar atención, anticiparse y recordar y a seguir una cantidad de reglas. Como todos nosotros, las niñas y niños tienen que reaccionar ante las cosas que suceden en el mundo que les rodea y al mismo tiempo lidiar en sus mentes con preocupaciones, tentaciones y obligaciones. A medida que estas exigencias se acumulan el control de tráfico aéreo ayuda a la niña a regular el flujo de información, a priorizar tareas y, sobre todo, a encontrar maneras de manejar sobre la marcha el estrés y evitar colisiones mentales.

Desarrollar un control de tráfico aéreo efectivo, superar el estrés tóxico y construir una arquitectura cerebral sólida, son cosas que los niños pueden hacer por sí mismos y puesto que la sociedad es fuerte y está conformada por ciudadanos saludables, depende de nosotros como comunidad asegurar que los niños y jóvenes puedan vivir las experiencias propicias que necesitan para un desarrollo positivo. Para construir un mejor futuro necesitamos construir mejores cerebros.

El cerebro es flexible y plástico desde su nacimiento. A medida que va creando y refinando su sistema de circuitos, va perdiendo algo de su flexibilidad. Por eso la intervención temprana es crucial, porque, cuando se trata del sistema de circuitos del cerebro, es mejor hacerlo bien la primera vez que tratar de arreglarlo después.

Las investigaciones han demostrado repetidamente que la inversión en los primeros seis años de un niño puede determinar las oportunidades de vida a través de dos canales: la autoproductividad y la complementariedad dinámica. La autoproductividad se refiere al hecho de que las habilidades futuras dependen directamente de las habilidades pasadas, por ejemplo, una niña más curiosa y segura explorará más su entorno y esto puede contribuir al desarrollo de habilidades cognitivas u otras habilidades socioemocionales. Por otra parte, la complementariedad dinámica se refiere al hecho de que el nivel de habilidades determina la productividad de las inversiones. En particular, las inversiones en educación para un niño con buenas habilidades socioemocionales, como una mayor motivación, curiosidad y capacidad de atención serán más productivas[2].

Entonces, ¿por qué es tan difícil invertir en las niñas y niños? Básicamente debido a la falta de información y de recursos. Por ejemplo, un hogar con mayores ingresos no garantiza necesariamente un buen desarrollo infantil, pero los recursos permiten acceder a mayor y mejor alimentación, invertir en materiales de aprendizaje y vivir en viviendas más seguras, acceder a servicios de salud, educación y cuidado infantil, etc. Otro factor para destacar es la falta de lobby que tienen los menores, ya sea por falta de información de los mismos padres o cuidadores, o que no son un grupo de presión, siempre decimos “los niños no votan”.

En los últimos años, Uruguay avanzó mucho respecto a la cobertura educativa de la primera infancia, un ejemplo de esto, son los centros CAIF, CAPI o programas como Uruguay Crece Contigo que han demostrado muy buenos resultados[3]. Sin embargo, el gasto público en infancia continúa siendo relativamente poco con relación a otros grupos de edad[4], aunque su rol sea clave sea clave para no seguir perpetuando desigualdades. Solo queda preguntarse… ¿Alguien por favor puede pensar en los niños?


[1] Barrán, J. P. (2001). Historia de la sensibilidad en el Uruguay. Ediciones de la Banda Oriental.

[2] Cunha, F., & Heckman, J. (2007). The technology of skill formation. American Economic Review, 97(2), 31-47.

[3] Marroig, A. Perazzo, I. Salas, G. Vigorito, A. (2017). Evaluación de impacto del programa de acompañamiento familiar de Uruguay Crece Contigo. Serie Documentos de Trabajo, DT 15/2017. Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Universidad de la República, Uruguay.

[4] El gasto en seguridad y asistencia social, que representa aproximadamente el 50% del GPS, se concentra en los adultos mayores. Las personas mayores de 60 años concentran casi un 65% del gasto total cualquiera sea el año considerado (2005-2013). MIDES, 2015.


tayloR: análisis de texto sobre la discografía de Taylor Swift en R

Quienes me conocen saben lo que me encanta Taylor Swift y que la sigo desde los 13 años. La obsesión/fanatismo ha evolucionado de maneras raras hasta tayloR (proyecto que nació el día de mi cumpleaños nº 25 tras el lanzamiento de Lover). Con el lanzamiento sorpresa de evermore, decidí que era hora de rehacer un análisis de texto sobre las letras de Taylor Swift. De modo que me descargué las letras de toda su discografía desde su homónimo ‘Taylor Swift’ hasta ‘evermore’ a través de la API de genius y la procesé en R.

Si revisamos rápido las palabras más utilizadas por Taylor Swift no es de extrañar que “amor” sea la más utilizada, más de 250 veces. “Time” y “baby” son otras palabras que usa en muchas canciones.

Lo siguiente que podemos ver se llama “tf-idf”. A cada palabra se le da un peso dividiendo la cantidad de veces que se usa por la cantidad de canciones que contienen esa palabra. Entonces, lo que nos brinda es una lista de las palabras que se emplean con más frecuencia.

También podemos pedirle a R que intente agrupar palabras en “temas” de palabras que crea que van juntas. Cada tema parece representar bastante bien un álbum. El tema 1 se parece a ‘1989’, el tema 6 se parece a ‘Lover’ y el tema 7 se parece a ‘folklore’ y ‘evermore’.

Analicemos algunas de las emociones que surgen en sus canciones. Los puntajes más altos son para sentimientos positivos y negativos, lo que no es sorprendente porque por cada ruptura o canción enojada que tiene Taylor Swift, también tiene muchas sobre la amistad, los recuerdos y el amor.

Podemos ver qué canciones están asociadas con cada emoción. Un ejemplo, ‘Blank Space’ aparece en tres emociones: ira, miedo y negatividad. Lo que estamos viendo aquí es el diccionario que toma las palabras literalmente, no es fácil para los diccionarios entender el sarcasmo.

También podemos ir más lejos y asociar álbums a emociones y sentimientos.

Con la API de Spotify podemos explorar aún más sobre la discografía de Taylor, por ejemplo, la duración promedio de las canciones dentro de cada álbum. Por ejemplo, los álbums más pop suelen ser más cortos.

Luego podemos observar qué tan bailables son las canciones de cada álbum. Spotify ha cuantificado qué tan bailable es una canción con su medida de “bailabilidad” (va del 0 al 1). Empatados, ‘Lover’ y ‘reputation’ son los más bailables y ‘evermore’ el menos bailable.

Por último, se puede analizar los acordes y tonalidades de las canciones. En este caso, opté por acotar el análisis a los dos álbums que sacó de manera sorpresa en cuarentena: ‘folklore’ y ‘evermore’.

La ciencia de datos puede ser un poco más divertida y versátil de lo que nos solemos imaginar 🙂

¿Por qué siempre uso turquesa y violeta para visualizar datos según sexo?

Aunque a nadie le importe ni me haya preguntado.

Hace un par de años en mi trabajo tuvimos que construir indicadores según sexo y hacer visualizaciones. Yo solía hacerlo en tonalidades de violeta y evitar a toda costa el clásico rosado y celeste. ¿Por qué utilizaba tonalidades de violeta? Básicamente porque es el color asociado al movimiento feminista.

Concretamente, existe una leyenda que lo vincula con el color de las camisas que fabricaban las shirtwaists, 146 mujeres que murieron calcinadas en un incendio que se produjo en una fábrica textil de Estados Unidos en 19111. Los hechos se le atribuyen al propio jefe que, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego al edificio con todas ellas dentro. Esta misma historia relata que el humo que salía de la fábrica y se podía ver a kilómetros de distancia era precisamente de color violeta.

Volviendo a la anécdota de mi trabajo, googleé qué se usaba para visualizar datos de género y me encontré con este artículo, comienza con algunos ejemplos de gráficos de noticias en los que se usó rosado y celeste, explicando en el camino por qué la combinación clásica de rosado y celeste podría ser una buena elección (los lectores pueden descifrar gráficos con estos colores estereotipados más rápido), y luego, se enfocaba en dos formas de alejarnos de esta combinación de colores al visualizar datos de género. Una de ellas, me encantó: verde y violeta, la combinación que usa The Telegraph.

Los colores están inspirados en la campaña “Votes for Women” en el Reino Unido como parte del movimiento sufragista a principios del siglo XX. En el corazón de este movimiento estaban “Sylvia Pankhurst y Emmeline Pethick-Lawrence y esencialmente los colores fueron su elección (aparentemente simbolizando; púrpura para libertad y dignidad, blanco para pureza, verde para esperanza)”.

En los gráficos de Telegraph, las mujeres están representadas con el violeta y los varones con el verde. Pero, ¿cómo se tomó esta decisión?

“Al decidir qué género se alineaba con qué color, se trataba más de tratar de priorizar a las mujeres en el orden de géneros. Contra el blanco, los registros violetas tienen un contraste mucho mayor y, por lo tanto, deberían atraer más atención cuando se colocan junto al verde, no mucho, pero solo lo suficiente para inclinar la balanza. En muchas de las visualizaciones, los varones superan en gran medida a las mujeres, por lo que fue un método bastante simple para volver a enfocarlos “.

– Fraser Lyness (Director de Periodismo Gráfico en The Telegraph)

Investigar vale la pena. Fraser no solo pudo decidirse por dos hermosos colores, sino que también pudo comunicar el motivo de esta decisión: “Tener una referencia al movimiento sufragista ayudó a sellar el trato”, dijo Fraser.

1 Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York

Entendiendo la brecha salarial de género en Uruguay

Este artículo fue originalmente publicado en el suplemento de economía de la diaria.

Y cómo está muy arraigada para ser resuelta sólo por mujeres.

La brecha salarial de género se ha reducido durante las últimas tres décadas, pero, si bien Uruguay se posiciona como uno de los países de la región con mayor participación laboral femenina, las mujeres todavía ganan sólo 75% de lo que los varones se llevan a sus casas. Desde 1990, las mujeres han remodelado drásticamente la fuerza laboral, educándose más y asumiendo un trabajo remunerado a tasas más altas. Sin embargo, pese a estos cambios, la brecha salarial persiste, en parte porque las mujeres y los varones todavía se dividen en diferentes tipos de trabajos e industrias, y porque los trabajos que realizan las mujeres, con frecuencia, pagan menos.

Las brechas salariales de género suelen definirse como la diferencia respecto del ingreso medio laboral de los varones, lo que permite decir que “la diferencia entre los salarios de mujeres y varones representa x% de los ingresos de los varones”. En 1990 las trabajadoras percibían 45% menos de ingresos promedio mensuales que un trabajador varón. La diferencia se redujo en 20 puntos para 2018, cuando el ingreso promedio de las trabajadoras fue 25% menor al de los trabajadores varones.

¿Qué factores sabemos que explican las brechas salariales de género?

En los últimos años, las frases “los 75 pesos que ganan las mujeres cada 100 pesos que ganan los varones” y “los 79 días al año que las mujeres trabajan sin percibir ingresos” se convirtieron en sinónimo de desigualdad de género en el mercado laboral y en un estandarte para el movimiento que busca promover un cambio. Esto es así porque, de cierta manera, simbolizan el fracaso del mercado para garantizar la igualdad de trato. No obstante, desde que comenzó a abordarse el tema de los ingresos salariales de las mujeres en revistas académicas y en el ámbito de las políticas públicas, existe un consenso en torno a que una simple proporción de ingresos es insuficiente para establecer que el mercado laboral no recompensa a los trabajadores de manera imparcial.

Una medida de discriminación salarial

Uno puede comenzar a aproximarse a la discriminación salarial de manera más sofisticada empleando técnicas estadísticas. Por ejemplo, evaluando en qué medida se paga de manera diferente a las personas con características comparables, y si la diferencia está vinculada con el sexo. Una de ellas es la metodología de Oaxaca-Blinder. En pocas palabras, esta técnica calcula el valor monetario de varias características en el mercado laboral para cada uno de dos grupos, digamos, varones y mujeres. De esta manera, evalúa cuánto debería recibir un grupo, las mujeres, si se les pagara como a los varones, es decir, mediante un mercado que es “ciego al sexo”. Por lo tanto, analiza la diferencia entre los ingresos masculinos y femeninos si sus características hubieran sido remuneradas de igual manera, comparando el resultado con la diferencia real. La medida arroja el porcentaje de la brecha salarial que no se puede explicar por diferencias medibles entre varones y mujeres, componente al cual se le llama “discriminación salarial”.

Al hacer este ejercicio para Uruguay, encuentro que la educación contribuye a reducir la brecha salarial en un orden de 13%. Es decir, si a las mujeres se les remunerara de la misma manera que a los hombres por su nivel educativo, la brecha salarial sería menor. Esto se debe a que las mujeres están más educadas que los varones. Las mujeres obtienen mayores logros educativos en todos los niveles (primaria, secundaria y estudios superiores) en cuanto a culminación de ciclos, asistencia a establecimientos, rezago y repetición.

Por otra parte, factores como la cantidad de hijos menores de edad, estar casado o en una unión libre, la antigüedad en el puesto de trabajo, las horas trabajadas y el sector de actividad explican una pequeña porción de la brecha, siendo este último el que contribuye más. Esto estaría indicando que los puestos de trabajo tienen asociadas determinadas características diferenciales según sexo que contribuyen a aumentar la brecha salarial. Sin embargo, más de 70% de la brecha salarial no se puede explicar por estas características, ¿y esto qué quiere decir? En pocas palabras, la discriminación salarial en la actualidad es sutil y difícil de analizar.

En primer lugar, marca la existencia de factores subyacentes persistentes, pero inconmensurables, que probablemente afecten el salario de las mujeres. No sólo es menos probable que las mujeres consigan trabajos en ramas mejor pagas como resultado de factores como la presión de las expectativas sociales y la discriminación consciente e inconsciente de los empleadores contra las mujeres, sino que el trabajo que hacen las mujeres es, en general, menos remunerado que el que hacen los varones. Cualquier esfuerzo para reducir aún más la brecha salarial tendrá que lidiar con esta dinámica, ya sea tratando de cambiarla o tratando de evitarla; pero tampoco es tan sencillo.

Para Claudia Goldin, profesora en la Universidad de Harvard y pionera en estudios rigurosos de la brecha salarial de género, la verdadera razón por la que existe la desigualdad salarial de género es que el precio de la equidad es muy alto. El costo de la flexibilidad temporal, o el control de las horas, es sustancial, y se ha vuelto aún más sustancial con el tiempo.

La brecha salarial de género se amplía en el momento del matrimonio y en varios eventos alegres, como tener hijos. Las afirmaciones de que esta brecha se debe principalmente al sesgo del mercado laboral han alcanzado un punto álgido. No hay duda de que existe una gran cantidad de discriminación en nuestros lugares de trabajo, y deberíamos hacer todo lo posible para eliminarla, pero el foco de la discusión no debería estar puesto únicamente ahí.

El problema es que muchos trabajos pagan mucho más por hora cuando el trabajo es más largo, de guardia, urgente, vespertino, de fin de semana o impredecible. La falta de control es la parte crucial, y el tiempo y la energía gastados interfieren con los compromisos familiares. Entre la mayoría de las parejas altamente educadas con carreras e hijos, la mujer es el profesional que está de guardia en casa, mientras que el hombre es el profesional que está de guardia en la oficina y, en consecuencia, él gana más que ella.

En Uruguay, si consideramos el trabajo global como aquel remunerado y no remunerado, las mujeres realizan 53% de la carga global de trabajo1. Las mujeres dedican en promedio 37 horas semanales al trabajo no remunerado, mientras que los varones dedican 20 horas semanales. En esta línea, es más probable que las mujeres busquen y acepten trabajos que les ofrezcan más flexibilidad para cuidar a los niños y a otros miembros de la familia.

Un estudio de Martina Querejeta para nuestro país2 encuentra que, luego de diez años de tener el primer hijo, las mujeres experimentan una reducción de 42% de su salario mensual en comparación con mujeres con características similares pero que no tuvieron hijos. Parte de esta reducción se debe a que trabajan fuera del hogar 60% menos que las mujeres que no tuvieron hijos; y parte se explica por ingresos por hora menores. A su vez, dicha penalización no logra revertirse en el mediano y largo plazo; se mantiene una reducción de 42% incluso diez años después de la maternidad.

¿Qué podemos hacer para mitigar las brechas?

La presencia de niños y niñas afecta los ingresos laborales de mujeres y varones de forma diferente. Gran parte de estas diferencias se sustentan en que la mayoría de las tareas de cuidado dentro del hogar recaen sobre las mujeres; no sólo el cuidado de niños y niñas, sino también de adultos mayores y de personas en situación de dependencia, lo que las lleva a retirarse del mercado laboral de forma parcial o total. Esto puede llevar a la pérdida de acumulación de capital humano (capacitación y experiencia en el puesto de trabajo), a la depreciación del capital acumulado si las interrupciones son largas o en sectores muy dinámicos, a la pérdida de oportunidades de ascenso si los empleadores exigen compromisos de tiempo completo para puestos superiores, o a la búsqueda de trabajos flexibles que sean compatibles con el cuidado. Todos estos elementos están asociados con ingresos laborales inferiores3. Las soluciones deberían girar en torno a alentar cambios en la forma en que las empresas valoran los diferentes tipos de trabajo, de modo que a medida que aumenta la cantidad de horas que trabaja alguien, su salario aumente aproximadamente al mismo ritmo, en lugar de a un ritmo más rápido.

Uruguay se encuentra frente a la oportunidad de, entre otras cosas, realizar mayores esfuerzos en materia de medidas de transparencia empresarial (por ley, como en el caso de Reino Unido, o desde la iniciativa propia de los empleadores privados), generar políticas que apunten a reducir la segregación ocupacional y las interrupciones laborales de las mujeres (por ejemplo, políticas de cuidados que permitan reducir la carga de trabajo no remunerado de las mujeres en el hogar), evaluar y adaptar políticas de licencias maternales, paternales y parentales, de modo que permitan reducir efectivamente el impacto negativo de la maternidad sobre las trayectorias laborales.

Una agenda feminista que avance en estas direcciones debería ser apoyada no sólo por las mujeres, sus impulsoras y principales beneficiarias, sino también por los varones. Vivir en una sociedad más igualitaria y en la que los trabajadores son más libres para organizar sus vidas es una aspiración de todos.

1 El trabajo no remunerado comprende el conjunto de trabajos integrados por el trabajo doméstico en el hogar, el trabajo de cuidados, el trabajo que se brinda a otros hogares sin recibir remuneración y el trabajo voluntario.

2 ladiaria.com.uy/U6W

3 CEPAL y ONU MUJERES (2020), Brechas de género en los ingresos laborales en Uruguay.

Presupuesto: más allá del PIB

Este artículo fue originalmente publicado en el suplemento “Economía y mercado” del diario “El País” en coautoría con Lucila Arboleya.

En esta columna planteamos por qué enfocar la discusión del presupuesto en el PIB proyectado puede ser un ejercicio engañoso, describimos qué es y cómo se formula el presupuesto y cerramos con una reflexión de dónde poner el foco de la discusión en los meses que quedan.

Su relación con el PIB

Desde que el actual gobierno presentó la ley de presupuesto el mes pasado, mucha de la discusión pública se ha centrado en el Producto Bruto Interno que el gobierno asume para los próximos cinco años (y si este ha sido demasiado optimista o no). Las proyecciones del PIB son parte clave del presupuesto porque los impuestos —ingresos para el gobierno— dependen del nivel del producto, y por tanto el PIB define, en parte, el financiamiento del Estado (el endeudamiento es otro mecanismo).

Al comparar las proyecciones pasadas con el dato de PIB histórico, vemos que las proyecciones son generalmente muy diferentes a la realidad. Como se observa en la gráfica, el PIB real anual proyectado en los presupuestos pasados osciló entre 2,5% y 4,5%, en términos reales, mientras el PIB varió bastante más, tanto a la baja como al alza. El PIB real estuvo fuera de dicha franja en nueve de los 14 años evaluados1. También observamos que, salvo en 2020, la proyección del actual presupuesto se ubica en dicha franja.

¿De dónde provienen entonces estas diferencias? Para empezar, proyectar es raramente una ciencia exacta. (El primer aprendizaje en una clase de economía es que nadie sabe con certeza a cuánto estará el dólar, sino los economistas seríamos ricos). Segundo, proyectar en época de crisis es todavía más difícil. Tercero, el presupuesto es —en gran medida— la primera señal institucionalizada que da el gobierno entrante. Esta proyección es, además de un proceso técnico, un proceso de negociación: entre sectores de la economía (los recursos no son infinitos), entre facciones de un partido y entre partidos. El presupuesto es además la forma en que el gobierno plasma su estrategia para el período y por lo tanto es también una señal que el gobierno entrante da al mercado y ciudadanos, con los incentivos que eso conlleva.

Por otra parte, si bien el PIB ha sido una de las partes más discutidas, existe un proceso extenso de cómo se debe preparar el presupuesto que —desafiando el aburrimiento— resumimos brevemente porque creemos que también es importante resaltar.

Qué es y cómo se prepara

El presupuesto es la proyección de gastos e inversiones que asume la administración entrante para sus cinco años de gobierno. El Poder Ejecutivo (PE) entrega a la Asamblea General (ambas Cámaras) el ‘Mensaje Original’ presupuestario en los primeros seis meses de su mandato. Debe organizarse por incisos y áreas programáticas. Un inciso representa una unidad estatal, como un Ministerio, mientras que un área programática se refiere al gasto según su objetivo, por ejemplo “educación” (muestra la distribución del presupuesto de forma transversal a las unidades estatales).

La propuesta consta de dos partes: el articulado (proyecto de ley) y el planillado (detalle de créditos presupuestales categorizados según gastos).

Ambos son sometidos al escrutinio parlamentario con el propósito de analizar los montos asignados a las distintas entidades. Entre negociaciones, e idas y vueltas entre cámaras, el proceso lleva alrededor de un año.

¿Y cómo funciona en la práctica? Al inicio, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) conjuntamente con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) envían las metas —o pautas— a cada uno de los Ministerios para que éstos formulen sus proyectos presupuestales. A su vez, deben elaborar sus presupuestos quinquenales para luego ser reenviados a las instituciones rectoras (MEF y OPP), que habrán de cotejar las metas macroeconómicas globales del plan económico con los proyectos enviados por los Ministerios (pudiendo introducirle modificaciones a las propuestas).

Más allá del PIB

El proceso del presupuesto está establecido en la Constitución y por tanto es una obligación. Es un instrumento que exige que el gobierno entrante realice una planificación minuciosa de lo que hará durante su período. Esto es positivo, en la medida que obliga a toda nueva administración a realizar dicha previsión. Sin embargo, no es por eso perfecto.

Una contracara es que —como mencionamos arriba— la proyección del PIB es un supuesto clave del presupuesto, pero su valor es muy difícil de estimar. Además, muchas veces los jerarcas entrantes no tienen información total del estado de situación de las cosas de su ministerio hasta que llegan al gobierno —y aún así les puede llevar cierto tiempo— pero el presupuesto igual debe de entregarse en un plazo que puede ser acotado para el trabajo y responsabilidad que implica. Como debe ser aprobado por el Parlamento, es un proceso, por naturaleza, de mucha negociación. Esto lo hace más democrático, pero también puede llevar a resultados que no necesariamente sean socialmente deseables.

Quedan todavía unos meses en que seguiremos discutiendo el presupuesto y vale la pena recordar que hay mucho más que el número del PIB. Hay que hacer foco en lo que está detrás. ¿Cuáles son las prioridades que marcan los números? ¿Es el presupuesto internamente consistente? Y seguir buscando siempre más transparencia sobre el proceso y sus supuestos.

1 Queríamos mostrar todo el período desde el año 2000 hasta la fecha, pero lamentablemente no conseguimos encontrar datos de las proyecciones para el período 2000-2004.